martes, 5 de mayo de 2009

Pochar cebollas

Si alguien es un poco cocinitas sabrá lo que es pochar cebollas.
Básicamente, pochar cebollas consiste en hacer una serie de operaciones una detrás de otra, que consisten en coger las cebollas, pelarlas, cortarlas en pequeños trozos, poner aceite en una sartén, y cuando esté caliente echar la cebolla, poner sal e ir removiendo hasta que esté dorada. Eso, esa secuencia de pasos, es un algoritmo.

No sabría asegurar si las palabras textuales fueron esas, particularmente porque de esto hace unos ocho años, y hay cosas que uno recuerda, pero no todo (y menos mal).
Lo que sí recuerdo es quien explicó el concepto de algoritmo invitándonos a "pochar cebollas". Sería sobre mediados-finales de septiembre de 2001: nuevo curso, nueva carrera y nueva universidad, por fin en Informática. En ese año hacía unos 10 que yo escribía líneas de código, al principio simples y con muchos errores, pero cada vez más depuradas y acertadas.
Fue en ese año cuando empecé a pensar más en lo que escribía antes de hacerlo, a planificar mejor, y sobre todo, a descubrir que lo que había hecho hasta entonces no era sino una mera introducción a lo que aprendería en ese año.
El caso es que esa primera o segunda clase de Introducción a la Programación me marcó, qué diablos!, no sólo por lo que aprendí, que fue mucho, sino también por de quien lo aprendí.

La persona que nos enseñó programación, algorítmica, Python y C, y que posteriormente nos explicó quien era Alan Turing, y las aportaciones de éste a las teorías de la indecibilidad (ojo, no confundir com iMbecibilidad), fue Glo, tal como ella firmaba, Gloria, que falleció el pasado 14 de abril de 2009 víctima de una enfermedad.

Me enteré de su muerte estando de viaje, y preferí no decir nada hasta llegar a casa, y tomarme un tiempo para pensar.
La muerte de seres cercanos es algo inevitable y consustancial a la vida, y es algo a lo que más tarde o más temprano uno tiene que ir acostumbrándose. Desde hace relativamente poco tiempo he tenido que acostumbrarme a la pérdida de seres queridos, muy cercanos. En una palabra, casi he tenido que acostumbrarme a decir adiós, cuando prefiero decir "hasta luego".

Seguramente me haya servido para, sin dejar de sentirlo, sin dejar de sufrir, sin dejar de reflexionar, relativizar esas sensaciones, tomarlas de otra manera, y en el caso de Glo no ha sido una excepción.

Si fuera creyente posiblemente pediría, u ofrecería una oración (por el eterno descanso de su alma). No lo soy, así que cambiaré de oración, creo que será más acorde con su forma de ser:
Hay 10 tipos de personas, los que saben binario y los que no.


Buen viaje, Glo