Enmedio de una conversación en la que se estaba hablando de Windows y Linux, de la bipolarización que ofrecen los dos sistemas operativos, y de las virtudes y defectos de cada uno a la hora de implantarlos, ha surgido la pregunta del Gerente, bueno, más bien LA pregunta del gerente:
- ¿Por qué esta contraposición y esa animadversión hacia Microsoft y el Windows?
Aunque la pregunta iba dirigida a todo el personal informático, no me estaba mirando a mí, sino al consultor que ha capitaneado al software de la empresa en los ultimos cuatro lustros.
Si la pregunta era buena, la respuesta no ha tenido desperdicio:
- Linux, y las empresas que están detrás de él, IBM, Sun, Novell, ... representan un contrapoder a Microsoft. Es decir, si no existieran estaríamos como hace unos diez o quince años, existía únicamente un fabricante de SSOO.
Y lo cierto es que nunca había visto a Linux como lo he visto hoy. Es un tema al que le estoy dando vueltas.
Cuando estaba en la Universidad veía a Linux como una protesta de David contra Goliat, como un sueño adolescente que nace en un garaje, y crece y se expande como una mancha de aceite entre jóvenes revolucionarios y rebeldes, pero que al llegar a la madurez se acaba para tocar con los pies en el suelo y rendirse al mercado.
Pero en cierto modo, parece ser que no es sólo un juguete, sino que puede llegar a ser una herramienta de trabajo real.
Puede ser un contrapoder, seguro que lo es, y seguro que las grandes corporaciones que lo apoyan, ya no hablo ni de RedHat ni de Canonical, lo hacen en gran parte por política, como contrapeso, para poner su grano de arena en contra de este monopolio de facto, pero aún así, empiezo a tener la sensación real de que está valiendo la pena estar en este lado de la barrera.
Como siempre, cuando este señor habla, y no diré nombres, mejor callar y escuchar: es un pozo de ciencia.
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